Undisclosed Desires Cap.4

Habían pasado tres días desde el baile de las estrellas, aquel  en el que Isabella se vio forzada a revelar sus sentimientos hacia Phineas.

Irse corriendo esa noche, sin importarle nada. Sin mirar atrás, ni siquiera afrontar las consecuencias de lo que había pasado.

Isabella llevaba tres días sin salir de casa, encerrada en su habitación. Contando las estrellas en su techo, reteniendo un poco más sus lágrimas y sosteniendo su corazón para que no doliera más.

Con un sentimiento de culpa, remordimiento, pero principalmente de vergüenza y decepción.

No solo decepcionada de Phineas, sino también de ella misma. Por ser tan "tonta" como para creer que el cambiaria, que si esperaba el tiempo suficiente, si se esforzaba cada día era probable que el… que el…

Deteniéndose en esto, incapaz de terminar el pensamiento, sintiéndose peor, más inútil que nunca. Como era posible? Como era posible que cada uno de esos días ella esperaba paciente el amor de Phineas. Cuando era claro que el no sentía nada por ella, ni siquiera fue capaz de notar sus sentimientos hacia el… o tal vez el no quería notarlos.

Dando vueltas en su cama, demonios girando en su cabeza, pensamientos que devoraban su cordura y lágrimas que se deslizaban silenciosamente por su rostro. El tiempo se detenía para ella, el mundo de afuera puede seguir su curso pero su reloj se había detenido, no avanza más y arrasa con su realidad.

Los segundos se volvían minutos, los minutos horas y las horas se perdían en la obscuridad sin intenciones de volver

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-Qué le pasa a Phineas?... lleva tres días sin despegarse de esos planos… se levanta, desayuna y sale al patio sin decir palabra…- preguntaba Linda preocupada por su hijo. Volteo a mirar a Ferb quien seguía desayunando.

El joven solo le pudo responder a su madre con un suspiro, la miro fijamente… sus ojos maternales mostraban una seria intriga ante el comportamiento de Phineas, su instinto le decía que algo no estaba bien.

-Cuida de el… te necesita.- dijo finalmente Linda, acariciando el cabello verde, entendiendo que solo le quedaba confiar y esperar.

-…es Isabella…- contesto secamente Ferb, tratando de no decir más, soportando el sentimiento de impotencia por no poder ayudar a su hermano, por esta vez no tener las palabras correctas que decirle.

Linda sonrió, palmeo cariñosamente la espalda del joven y lo beso tiernamente en la mejilla.

-No te preocupes… hallaremos la manera… lo haremos de acuerdo?, lo único que nos queda es no dejarlo solo.- dijo Linda.

Ferb se sorprendió que con tan poca información su madre pareciera entender toda la situación. Sin conocer los detalles sabia exactamente que palabras decirle. Terminando su desayuno, se levanto, la abrazo fuertemente y salió decidido al patio.

Linda quedándose en la cocina, estando más tranquila y con la sensación de que todo mejoraría. Comenzó a preparar unos panqueques para la tarde, sospechando que el humor de su hijo Phineas mejoraría y tendría antojo de un postre. De hecho se le ocurrió preparar unos de más y buscar una linda canasta.

En el patio trasero se encontraba Phineas, frente al pizarrón y con los planos en la enorme mesa de madera, escribía y borraba incesantemente. Concentrado y con los ojos cansados de no haber podido dormir la noche anterior, el pelirrojo ni siquiera noto la presencia de su hermano aproximarse.

-Phineas?.- dijo Ferb, sin embargo este no contesto. –Phineas…- repitió y al igual que antes no encontró respuesta.

En ese momento Candace salió al patio, quien también había notado el extraño comportamiento de Phineas. En realidad Sofía le dijo a Jenny, que le dijo a Stacy, que le dijo a Candace lo que había pasado en el baile de aquella noche. Preocupada y triste, aunque no quería parecerlo, salió al patio con el único objetivo de hacer sentir mejor a su hermano.

-Déjame hablar a mi ahora con el.- dijo Candace a Ferb, observando al pelirrojo quien parecía más un zombie, sus acciones y sus anotaciones en los planos parecían no tener motivo ni fin.

Ferb asintió con la cabeza, a lo mejor Candace tendría más suerte. Un poco cansado de los últimos días, en los que por más que intentaba, no lograba sacar una palabra a su hermano. Se metió a la casa esperando lo mejor.

Candace se sentó en la silla de madera que estaba al lado de la mesa, en la que normalmente se sentaba Ferb cuando preparaban alguno de sus inventos.

Phineas parecía no notar o simplemente no importarle la presencia de su hermana, el continuaba anotando y borrando.

-Sabes?...- comenzó a decir Candace sin esforzarse mucho en que Phineas la oyera. –cuando me comenzó a gustar Jeremy, siempre temí que fuera un amor no correspondido. A pesar de todo lo que hacia para llamar su atención, parecía que esto nunca iba a funcionar. Hubo días que pensé que me ignoraba por completo… que no aceptaría mis sentimientos hacia el.-

Al pronunciar esta frase, Phineas se detuvo en su mecanizado movimiento. Se sentó en la otra silla y continúo escuchando a su hermana.
-Compartimos muchos momentos juntos. Cuando llega el momento de ser sinceros y claros…-

-No se que voy a hacer… ja! No se lo que voy a hacer.- Interrumpió Phineas, llevándose la mano derecha a la frente, cerrando sus ojos golpeo la mesa.

-Si te gusta alguien… tienes que demostrárselo. Si te gusta tanto alguien y te importa… te disculpas cuando has herido a esta persona.-

-Yo… no se… no se si ella…-

-Seré más directa… te gusta Isabella? Sientes algo por ella?-

Phineas quedo mudo ante estas preguntas, volviendo a sus planos continuo anotando. En un movimiento violento, el lápiz del joven se partió en dos. Molesto y desesperado, Phineas tiro todos los planos al suelo. Tomo las plumas y reglas que ahí se encontraban y los estrello contra el pizarrón.

Candace observaba la escena inmóvil, dejando a su hermano sacar toda si ira y frustración. Esperando que esto lo hiciera sentir mejor, que despejaría su mente y encontraría respuesta a esto.

Con la mesa vacía, Phineas trato de controlarse se recargo en ella. Llevándose ambas manos a la cabeza le dijo a su hermana:

-Déjame solo…-

Candace suspiro, tranquilamente se levanto de la silla y antes de marcharse, con un tono indiferente le dijo. –La respuesta a esa pregunta te dirá que es lo que tienes que hacer.- Después de esto entro sin reparo a la casa.

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-Buenas tardes señora García-Shapiro.-

-Hola Abby! Como has crecido! Y… hola joven Buford.-

-Esta Isabella?.- pregunto un poco tímida Abby. Su hermano había decidido acompañarla a todos lados y aprovechar al máximo su estancia de ella en Danville.

-Si, esta en su habitación… no he logrado que salga ni que quiera hablar de lo que le pasa. Con trabajo conseguí que comiera algo.-

-Podemos pasar a verla?-

-Claro, pasen… y suerte.-

Abby y Buford entraron a la casa y subieron las escaleras. Al estar frente a la puerta rosa, con un letrero en forma de flor que decía "habitación de Isabella". Abby toco la puerta, no se escucho nada. Volvió a tocar, aun nada. Preocupada abrió lentamente la puerta, al ver a Isabella sentada frente a su computadora, Abby se dispuso a entrar.

-Hola Isabella… tocamos pero creo que no nos oíste.-

-Shhh…- contesto la joven, que estaba muy concentrada en un documental de pingüinos que estaba viendo.

-Que onda Isabella!.- dijo Buford muy tranquilo  confiado.

-Shhh…- volvió a repetir la joven, que por un segundo se sorprendió al ver a Buford en su habitación. Pero no se sentía con ánimos de decir algo o de correrlo. Silenciosamente los invito a sentarse en su cama y ver el documental.

Los pingüinos hacían su enorme caminata de migración, entre la tormenta de nieve, un pequeño pingüino vio interrumpida su travesía, cuando por causa de la nieve, cayo al frío casquete de hielo en el que estaban.

Isabella al ver la escena comenzó a llorar, sus lagrimas recorrían aparatosamente su rostro.

-Isabella?...dijo Abby preocupada, viendo como su amiga se desmoronaba frente a ella.

-Es un camino difícil… y se ha caído…y… y el solo.-

Más sollozos se comenzaron a escuchar, Abby se sorprendió al notar que provenían de su hermano.

-Qué!?... lloro por empatía.- se excuso Buford al ver la expresión de intriga y vergüenza en su hermana.

Isabella tomo la caja de pañuelos de su escritorio, después de tomar algunos se la paso a Buford.

Al terminar el documental, Isabella apago la computadora y volteo su silla para quedar frente a Buford y Abby.

-Cómo estas Isa?.- pregunto Abby cariñosamente.

-AH! Por qué le preguntas eso!? Si de preguntas tontas y obvias hablamos… Isabella, tienes dos manos?.-

-Cállate Buford!, es normal preguntar eso.-

-Vaya… la sutileza no es tu fuerte, verdad hermanita?.-

Isabella sonrió sarcásticamente ante la pelea de hermanos, no sabia si eso era lo mejor o lo peor para esta situación.

-Has hablado con Phineas?.- pregunto Abby, tratando de ser lo más delicada posible.

-No… y no quiero hacerlo.- contesto fríamente Isabella.

-Pero?...- reitero Abby.

-Aunque trates de huir de  esta tristeza te seguirá hasta que le hagas frente.- dijo Buford con suma tranquilidad y tono filosófico que sorprendió a las chicas.

-Si lo se! Pero no quiero hacerlo! El creyó que me gustaba Ferb!... y sabes qué dijo? Que estaba bien, QUE NO LE IMPORTABA! Crees que quiero hablar con el después de eso?.-

-Y que te dijo el cuando supo la verdad?.- pregunto Buford sin dejarse intimidar por la exaltación de la joven.

-Crees que me quede a escuchar su respuesta?.-

-Por qué no lo hiciste?.-

-Pues yo… porque…-

-SI?.- reitero Buford. Abby solo miraba la situación, aunque no le gustaba que su hermano fuera tan rudo, pero entendía porque lo hacia.

-Pues… NO QUERÍA ESCUCHAR QUE YO NO LE GUSTO! Esta bien? Qué hubiera podido hacer después de eso? EH! Dime?.-

-Si te hubiera dicho eso, lo que harías seria darle una patada en las espinillas y decirle "tu te lo pierdes"… pero al menos sabrías, tendrías una respuesta.-

Isabella rio ante las palabras de Buford, "como si fuera tan fácil" pensaba. No se sentía preparada, ni lo suficiente valiente como para hacerle frente a Phineas.

-Isabella?... dale una oportunidad a Phineas.- al fin se animo a decir algo Abby. –Tiene razón mi hermano, si quieres ponerle fin a esto… tienes que hacerle frente a el.-

Isabella negaba constantemente con la cabeza, el miedo a hacerle frente, a conocer los sentimientos de el hacia ella era insoportable.

-Déjenme a solas…- dijo Isabella, en este momento, con los ojos rojos e hinchados las lagrimas ya no salían.

Buford y Abby sin protestar, salieron de la habitación. Abby antes de irse abrazo a su amiga, tratando de que un poco de su fuerza se transfiriera a ella.

Isabella quedo sola en su habitación de nuevo. Con más preguntas y miedos, se asomo por la ventana. Mirando la casa de los Flynn se pregunto que estaría haciendo el en este momento.

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Phineas caminaba de un lado a otro. Sus pensamientos eran tormentas en su cabeza, nada estaba claro.

Sin nada que perder, saco el casco que había sido el origen de todos estos problemas. Sin dudarlo y un poco torpe se puso el casco y espero el resultado.

Sujeto X
"El deseo más profundo de su corazón es conquistar y sorprender a su único amor, la chica que lo ha acompañado cada verano sin falta. Lo único que desea es que Isabella siempre este a su lado".