Charlas de romance 3

Keanu comenzó a caminar por el centro comercial, deteniéndose ocasionalmente en alguna tienda, más por inercia que por interés. Su mente se sentía atosigada y agobiada. ¿Por qué tenía que ser tan cobarde cuando se trataba de Chloe? Solo tenía que invitarla al baile, y ahora alguien le había ganado, alguien más valiente y decidido. Keanu comenzó a abofetearse a sí mismo “Tonto, tonto Keanu” se decía.

-¡Ey! ¡Detente! Que si sigues así pronto necesitaremos trasplantar tu trasero a las mejillas.-  dijo Nahuel que venía caminando en sentido contrario, y por más que le divertía la escena del chico golpeándose a sí mismo, decidió detenerlo.

Keanu hundió más su cabeza, de nuevo maldiciendo como todos parecían irrumpir en su autosufrimiento  y no lo dejaban ahogarse en sus pensamientos. Arrastrándolo de nuevo  a esta realidad donde era incapaz de hacer una invitación formal a un baile.

-¿Qué tienes?- pregunto más serio Nahuel, algo que no soportaba ver era a alguien deprimido. No en su presencia.

-No tengo pareja para el baile.- contesto secamente Keanu, más porque sabía que el chico no se detendría hasta obtener una respuesta, y ya estaba tan agotado que no le importaba que todos supieran lo amargado y desdichado que se sentía en ese momento.

-¿Solo eso?, vaya que creía que era algo más grave… tranquilo Keanu, solo quédate conmigo y te conseguiremos una cita más rápido que lo que un luchador tarda en hacer un emparedado con guantes de box.

-¿Y qué velocidad es esa?

-No tengo idea, pero eso no es lo importante aquí.

Así los dos chicos comenzaron a caminar juntos por el lugar, Nahuel rodeando con el brazo al debilucho artista mientras le susurraba sus “grandes secretos” y “estrategias” con las chicas.

-¿Y con quien iras al baile?- pregunto Keanu, más desanimado pensando que no podría hacer todo lo que Nahuel le recomendaba. La mayor parte de sus consejos requería que tuviera más confianza y decisión, cosa que carecía por completo.

Ante esta pregunta Nahuel se paró en seco. Analizo detenidamente la pregunta antes de dar respuesta.

-¡Oh no! ¡Yo tampoco tengo pareja para ir al baile!- exclamo desdichado Nahuel. Tomo a Keanu por ambos hombros. -¿Estoy en la misma situación que tú?... eso no es bueno… pero…

Ahora quien más lucia deprimido era Nahuel, mientras Keanu intentaba torpemente de tranquilizarlo y levantarle el ánimo. “¿En qué momento intercambiamos los papeles?” pensó Keanu siendo testigo de un mar de lágrimas.

-¡Nahuel!- exclamo Ethan acercándose alegre, su sonrisa se borró de su rostro al ver el estado de su mejor amigo.

-¡Ethan!... ¡no tengo pareja para ir al baile!- exclamo Nahuel tal cual alma en pena.

-Pues no esperes que yo te lleve… de nuevo.- contesto el pelirrojo sintiendo como todo el peso del chico caía sobre él.

-¡Estoy en la misma situación que él!- agrego Nahuel señalando dramáticamente a Keanu, quien hizo todo lo posible por no tomarse ese último comentario a mal.

-Tranquilo, todavía puedes invitar a alguien.- dijo Ethan dándole palmadas en la espalda al chico. –De seguro ustedes dos no son los únicos en esta situación. No pierdas el ánimo y vamos, que tú nunca te rindes con las chicas.

-Eso es fácil para ti decirlo, las chicas se forman en hilera para que las invites.

-Eso no es cierto…

-¿No? ¿En serio?... 4 de Julio.

-¡Ellas no estaban formadas!

-Dinos tu secreto Ethan.- suplico Nahuel a su amigo, arrastrando a Keanu, abrazándolo para hacer lucir más dramática su situación.

-¿Por qué no invitas a Janeth?- finalmente pregunto Keanu, sintiéndose asfixiado por los brazos del joven.

-¿A Janeth?... ¿Por qué habría de invitar a Janeth?- pregunto realmente consternado Nahuel, soltando al pintor trato de comprender mejor su propuesta.

-Porque… ella es una chica… ¿no?- Keanu no sabía si la sorpresa de Nahuel por su comentario era verdadera o solo fingida.

-¿Janeth es una chica?... no… ella es… solo Janeth. No puedo invitarla al baile.

-¿Acaso tengo que darte de nuevo esa charla?- pregunto Ethan suspirando por la situación de su amigo.

-Es que en realidad no entiendo que me quiere decir Keanu… él es muy raro, creo que tanta pintura le ha hecho daño.-  expresó Nahuel  como si el susodicho no estuviese ahí presente escuchándolo. Que muy a su pesar ya se estaba acostumbrando que los demás hablaran de él, mientras estaba presente. “Modo invisible” pensó Keanu.

-¡La promesa!-  exclamo de pronto Ethan.

-¿La promesa?- repitió curioso Nahuel.

-Si, ya sabes, la promesa.

-¡Ah! ¡La promesa!

-¡Si la promesa!

-¿Cómo me pude de haber olvidado de la promesa?

-La promesa es la respuesta.

-¿Tan desesperado estoy para usar la promesa?

-Si… si lo estas.

-¿De qué promesa hablan?- pregunto tímido Keanu, temiendo que se estuviera entrometiendo en una conversación en la cual ya no había cabida para él.

-¿Es de confianza?-  cuestiono Nahuel muy serio, mirando con desconfianza a Keanu.

-¡Lo conocemos desde el jardín de niños!- repuso Ethan.

-No lo se…- agrego Nahuel no convencido del todo.

-No le hagas caso Keanu, esta paranoico. “La promesa” es… una promesa que hicimos Caroline, Indira, Nahuel y yo. De nunca dejar al hermano o hermana del otro sin pareja en bailes, graduaciones, festejos…

-Banquetes, reuniones familiares- interrumpió Nahuel terminando el enunciado de su amigo. –o cualquier evento social.

-Hace mucho que no usamos la promesa.- dijo Nahuel mirando de frente a su amigo, dejando de la do nuevamente a Keanu.

-Cierto, ya tiene tiempo que no usamos esto…

-Pero Caroline ya tiene pareja.- irrumpió Keanu, al ver como ambos chicos se volteaban repentinamente a mirarlo, deseo no haberlo dicho. “Siempre terminan desquitándose con el mensajero” pensó Keanu al darse cuenta que había abierto la boca de más.

-¿Quién? Dime Keanu… ¿Quién invito a mi hermana?- Ahora el semblante de Ethan podría matar del susto a cualquiera, y Keanu no era la excepción que deseaba marcharse de ahí antes de tener que contestar a esa pregunta.

-Yo… bueno ya me tengo que ir… saben, con mis problemas existenciales de no tener pareja…- pero antes de poder marcharse, Nahuel lo tomo del hombro. –Bueno… yo… tal vez escuche cuando Jacob invitaba a tu hermana al baile…- finalizo Keanu con un leve chillido esperando que la ira “Flynn” se dirigiera al verdadero objetivo y no contra el mensajero.

-Entonces… de nuevo sin pareja.- murmuro Nahuel soltando al pintor, cambiando su actitud, le acomodo amigablemente su playera.

-No, la promesa es sagrada y los cuatro lo sabemos… esa tonta imitación de Indiana Jones tendrá que quedarse sin pareja del baile.- aseguro Ethan con una enorme sonrisa de satisfacción dibujándosele en el rostro.

-Bueno… ahora yo me retiro.- añadió Keanu saliendo de la vista de estos dos chicos. No sabía si admirar el gran intelecto de Ethan, o en estos momentos temer de ser el objetivo de sus planes.

Y como sospechaba, los dos ni siquiera notaron cuando desapareció de la escena.  Camino más tranquilo, distrajo su mente por unos momentos pero aun esa carga de culpa lo azotaba. Porque el no podría recurrir a una promesa para conseguir quitar de su camino a quien se interponía entre él y un baile con Chloe.  Sus deseos no eran grandes, sus pasiones tal vez no exigían demasiado. Solo pedía un baile con esa chica. La chica de cabellera verde, tan linda y perfecta, con esa aura angelical que le robaba cada aliento de su vida.

-¡Llego tu hada madrina!- exclamo una dulce voz que se aproximaba hacia él a gran velocidad.  No tardo mucho en darse cuenta de quien se trataba, al sentir sus brazos rodearlo y el perfume a rosas que presumía.

-Daniela… no puedo respirar.-  expreso Keanu, pensando en lo que estaría pensando la chica al decir esto.

-Basta de lamentos. Ha llegado la más linda de todas las hadas madrinas que pudiste haber deseado.- pronuncio muy orgullosa Daniela, agitando su mano delicadamente como si en realidad estuviera sosteniendo una varita mágica.

-No creo que un hada madrina me ayude en estos momentos…- replico Keanu, tratando de fingir lucir un poco más emocionado por esta idea, pero no podía, su pesadumbres era muy grande.

-¡Oh! Pero es que tú no conoces mis poderes mágicos. Ahora sígueme, tenemos mucho  por hacer.- sostuvo Daniela tomando de la mano a Keanu y jalándolo. “Este día será muy largo” pensó el chico mientras sus pasos eran dirigidos por su “hada madrina”.