Cap. 20: A tu lado

Cuando un corazón se rompe, ¿puede seguir latiendo?



Lagrimas corrían por el rostro de Isabella, no sabía que era lo que le dolía más. Es probable que un poco de su orgullo puesto que sabía que ocultar ese secreto estaba mal. Ocultárselo a su mejor amigo, que siempre estuvo con ella en los buenos y malos tiempos, cuando ella misma se encontraba en esa situación de amar a alguien que crees que no podrá entregarte su corazón. Si, estaba herida, porque se había equivocado y lo sabía y ahora Ferb ya no le hablaría nunca.

-¿Te sientes mejor?- pregunto Phineas viendo como Isabella alejaba su cabeza de su hombro,  acariciando su rostro la observo preocupado.

-Si… yo… hice algo mal.- contesto la chica secándose tímidamente las lágrimas. –Lo siento…- en un susurro Isabella agacho la cabeza más avergonzada que nunca, era su hermano de quien estábamos hablando.

-No creo que sea conmigo con quien te debas  disculpar… si hiciste algo mal entonces es hora de corregirlo, no te preocupes, Ferb no es rencoroso.- Phineas rio mientras decía esto, para relajar el ambiente y conocía bien a ambos, conocía como era  Ferb y como era Isabella así que tenía bastante confianza.

-No sé si pueda corregir lo que hice…

-Bueno, pues aquí metida en el baño no lograras nada… un momento…- dijo Phineas mientras miraba alrededor cayendo en cuenta que él estaba en el baño de damas.

El ruido de la puerta abierta los alerto a ambos, era una chica que entraba con sus zapatos en la mano. Al ver a Phineas y sin realmente percatarse de la presencia de Isabella, la chica cerró deprisa la puerta y se marchó lo más rápido que pudo.

-¡No espera! No es… ¡Yo no entro al baño de niñas!- trato de explicar Phineas pero la chica ya se había marchado.

Isabella rio al ver la expresión de Phineas, él de alguna manera siempre la hacía reír. Tranquilizándose más, Isabella se levantó del suelo y tomo del hombro a Phineas, jalándolo a la salida, ya para evitar más momentos incomodos.

-Tienes razón Phineas… y ya sé qué haremos esta noche…



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Candace estaba cerca de la entrada del domo, esperando tener suerte encontrando a Ferb o a Isabella. Pronto vio una cabellera verde que se le hacía familiar acercándose a ella.

-Ferb…

El no contesto y siguió su camino hacia afuera, Candace inmediatamente lo siguió gritando por su nombre, pero este no respondía y caminaba demasiado rápido que dejaba muy atrás a Candace, aparte de que las zapatillas nunca son buenas para correr. Candace desesperada se quitó los zapatos y comenzó a correr descalza. Hasta que al fin pudo alcanzar a Ferb, lo detuvo tomándolo de ambos brazos, era claro que él no planeaba detenerse por cuenta propia.

-¡OYE! ¡¿Estas sordo o qué!? ¿No me ves corriendo desde no sé dónde…?.- Candace exhausta por esta carrera improvisada, se detuvo en sus reclamos al mirar la expresión de Ferb, estaba serio que no era algo anormal, pero ahora su expresión era diferente algo que Candace logro percatar.

-Me voy a casa. ¿Vienes o te vas con Phineas?- pregunto Ferb cortante.

-¿No se van a ir juntos?

-No.

-¿Por qué?

-Porque tiene que llevar a su noviecita a su casa…

-Uy… espera… ¿qué paso ahí dentro?- ahora estaba más curiosa Candace que nunca, Ferb nunca había sido, en ese sentido, cruel con Isabella.

-Tomaré un taxi… ¿vienes?

Candace asintió rápido con la cabeza, un presentimiento suyo le decía que su hermano realmente estaba molesto, tanto así que tomarían un taxi… un simple y sencillo taxi para regresar a casa, nada de extravagancias ni locuras, solo un taxi.

Ya dentro del taxi, que tomaron después de caminar un poco y en completo silencio, Candace decidió romper el hielo.

-¿Ahora si me vas a contar que es lo que ha pasado?

-No… la verdad no…- contesto Ferb mientras su mirada se perdía a través del vidrio de la ventana,  más perdido en sus pensamientos.

-Discúlpeme Ferb Fletcher.- replico Candace tratando de hacer un curioso acento inglés, cosa que causo una risa sarcástica en el rostro de Ferb. –Porque por si no te habías dado cuenta, aunque tengamos apellidos diferentes somos hermanos y te guste o no puedes contar conmigo. ¡Y no te rías! ¡Mi acento es bastante bueno!

-Bien no lo negare.- contesto Ferb, ya más calmado o al menos eso intentaba o aparentaba.

-Entonces… ¿sabes que dejaste a Gretchen en el baile…?

-Me la encontré antes que a ti, dijo que regresaría a su casa con las otras exploradoras…

-¿Si,  verdad? Y luego con esa cara que traes… ¿qué pasa?

Ferb suspiró, le faltaba el aire y trataba de analizar mejor las cosas pero sus pensamientos corrían a mil por hora, es probable que al final no fuera tan mala idea contárselo a Candace. Después  de un largo viaje, tratando realmente de no dar muchos detalles, toda la historia fue revelada.

-Lo peor es que al final… en realidad no estoy molesto con Isabella… en realidad al final yo no podré hacer nada…- Termino Ferb el relato, desalentado cada vez más con las palabras, mirando como los segundos pasaban y aun así no tener el valor para hacer algo. Porque, ¿Qué derecho tenía él sobre la vida de Vanessa?

-¿En serio vas a decir eso?... ¿Tú? Uno de los grandes inventores, mentes maestras ¿simplemente vas a decir que te vas a dar por vencido con la chica que amas?... ¡Vamos Ferb! Deja de lado el derecho, ella tiene que saber la verdad…- Candace alegaba animadamente, no dejaría que su hermano dejará las cosas así nada más.

-Pero la verdad le romperá el corazón…

-No importa que tan bella sea una mentira Ferb… sigue siendo una mentira.

Ferb quedo mudo ante las palabras de su hermana, si ellos en teoría eran hermanastros pero, esto se sentía como cualquier relación de hermanos biológicos.  No era muy común ver a Candace actuar con esa seriedad, y con esa madurez. Quedo unos segundos pensando en silencio, que no se dio cuenta que Candace pidió que el taxi cambiara de dirección.

-¿A dónde vamos?- pregunto consternado Ferb.

-Ferb… ya se lo que haremos esta noche…- Candace sonreía picara mientras seguía diciendo al taxista por donde ir.